Visión política.
Por: Fernando Cruz López.
Hace seis años, Andrés Manuel López Obrador asumió la presidencia de México con un discurso lleno de promesas y esperanzas para el país. Sin embargo, al acercarse el final de su mandato, es evidente que muchas de esas promesas quedaron en el tintero, dejando un sabor amargo en la boca de millones de mexicanos que confiaron en su proyecto de nación.
Una de las promesas más emblemáticas fue la de reducir la violencia en el país a la mitad que lejos de cumplirse, México ha experimentado un aumento alarmante en los homicidios, con más de 200,000 registrados hasta el momento. Demostrando que su estrategia de «abrazos, no balazos» resultó inútil frente a la creciente inseguridad que azota al país.
En materia económica, López Obrador prometió un crecimiento anual del 4 % al 6 %. La realidad ha sido muy distinta, con un crecimiento promedio anual de apenas el 1 %. La promesa de no aumentar la deuda pública también quedó en el olvido, ya que esta casi se ha duplicado durante su mandato, dejando al país sumamente endeudado como jamás lo había hecho presidente alguno.
El combate a la corrupción, estandarte de su campaña, nunca dio los resultados esperados. Se la pasó hablando de los corruptos del pasado, pero jamás metió a la cárcel a ninguno de ellos. Todo fueron promesas de campaña y nada más que eso.
La promesa de no militarizar al país se convirtió en lo opuesto. López Obrador no solo mantuvo a las Fuerzas Armadas en las calles, sino que amplió sus funciones a áreas civiles, como la construcción de obras públicas y la administración de aduanas.
En materia energética, la promesa de impulsar energías renovables quedó relegada frente a su empeño por fortalecer a Pemex y la CFE. En materia de salud, estamos peor que nunca. Aunque el presidente diga que estamos mejor que en Dinamarca y asegure que nuestro sistema de salud es el mejor en el mundo, las pruebas son contundentes, millones de mexicanos no tienen derecho a la salud.
Su compromiso de respetar la libertad de expresión se ha visto empañado por constantes ataques a la prensa crítica desde la tribuna presidencial. La sección «Quién es Quién en las Mentiras» se ha convertido en un espacio de hostigamiento a periodistas. En lugar de ser un ejercicio de verificación de información, López Obrador logró unificar a todos los periodistas independientes que hay en México, pero en su contra.
En materia de derechos humanos, la promesa de no espiar a opositores quedó desmentida por investigaciones que revelaron el continuo uso del software Pegasus por parte del Ejército.
La autonomía prometida para instituciones como la Fiscalía General de la República se ha visto comprometida por la intervención presidencial en casos como el de Ayotzinapa, al que jamás le dio resultados y ahora los tacha de enemigos de su gobierno.
Al llegar al final de su sexenio, es evidente que el proyecto de la «Cuarta Transformación» no logro materializar muchas de sus ambiciosas promesas. El próximo gobierno heredará desafíos significativos en seguridad, economía, salud y Estado de derecho.
La lección para los mexicanos es clara: las promesas políticas deben ser evaluadas críticamente y contrastadas con acciones concretas y resultados medibles. Solo así se podrá construir un México verdaderamente justo, democrático y próspero… Sígame en X como @Visionpolitica7