La gente a comenzado a defenderse como puede para que no le roben sus pertenencias. Algunas escenas permiten ver que incluso han recurrido a la violencia para poder detener por cuenta propia a los saqueadores, de acuerdo con la agencia de noticias AFP.
Hace unos días, familias enteras vaciaron los supermercados para alimentarse tras el sismo. Pero los saqueos también afectaron a tiendas de teléfonos, de ordenadores y de ropa. En una tienda de tecnología, ya solo quedan los carteles con el nombre de las marcas de teléfonos. El resto está vacío, con algunas cajas en el suelo.
En el comercio de al lado, los maniquíes, en el piso, ya no tienen ropa. Los cajeros automáticos en la ciudad tampoco se salvan. Cuatro de ellos fueron arrancados y vaciados.
Según los servicios de seguridad, al menos 48 personas fueron arrestadas por saqueos en ocho provincias afectadas por el sismo. Entre ellas, 42 en la provincia de Hatay, donde se encuentra Antakya. Cuando fueron arrestadas, llevaban importantes sumas de dinero, teléfonos móviles, ordenadores, armas, joyas y tarjetas bancarias.
En esta provincia fronteriza con Siria, que en 2021 contaba con más de 430 mil 000 refugiados de este país, las sospechas se dirigen hacia los «extranjeros».
Las personas han empezado a hacer campañas de odio en contra de los delincuentes. Las redes sociales están repletas de amenazas hacia los saqueadores, con vídeos que muestran escenas en las que se golpean a personas.
Ante esta situación, el Estado trata de actuar. Un decreto publicado el sábado permite ahora que los fiscales tengan detenidos a los sospechosos de saqueo durante siete días, y no cuatro. De visita en Diyarbakir (sureste), el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, recordó que en el país rige el estado de emergencia.
«Esto significa que a partir de ahora, las personas implicadas en pillajes o secuestros deberían saber que la mano firme del Estado está encima de ellos«.