El rey Carlos III elogió ayer el «compromiso personal» del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para poner fin a los conflictos en el mundo, con motivo de la visita oficial a Reino Unido.
Pero mientras Trump era recibido con honores en el Castillo de Windsor, fuera de ahí, hubo muchos descontentos con su segunda visita de Estado sin precedentes.
Varios miles de personas marcharon por el centro de Londres para protestar por su visita, que incluye un lujoso banquete en su honor ofrecido por el rey Carlos III y una reunión con el primer ministro británico Keir Starmer.
El grupo, organizado por la coalición Stop Trump U.K., llevaba pancartas que decían «No al racismo, no a Trump» mientras avanzaban por Regent Street hacia el Parlamento.
La multitud abucheó a un contramanifestante que sostenía un cartel que decía «Amamos a Trump».
La Policía Metropolitana desplegó mil 600 oficiales ya que esperaban miembros de unos 50 grupos diferentes que incluían activistas climáticos, antirracistas y propalestinos.
Al interior del Castillo de Windsor, el monarca dijo que:
«Nuestros países trabajan juntos para apoyar los esfuerzos diplomáticos cruciales, en particular, señor Presidente, su compromiso personal para encontrar soluciones a algunos de los conflictos más insolubles del mundo, con el fin de garantizar la paz».
Trump, que llegó el martes a Reino Unido junto a su esposa Melania, calificó esta visita de Estado como «uno de los mayores honores» de su vida.
El magnate estadounidense fue agasajado por la monarquía con un suntuoso banquete, en el primer día de la visita de Estado, lejos de Londres y de las manifestaciones en su contra.