Visión política.
Por Fernando Cruz López.
La pasada visita de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum a territorio oaxaqueño, dejo un grato sabor de boca en el mandatario Oaxaqueño, Salomón Jara Cruz, porque Oaxaca no solo es simbólicamente importante por su historia de lucha social, sino porque ha sido un bastión difícil para cualquier gobierno federal y el que llegara la presidenta Sheinbaum a un territorio tradicionalmente conflictivo —y encontrarlo en calma— le permitió a la primera mujer que preside nuestro país, enviar un mensaje que no se dijo textualmente que se puede entender correctamente: “conmigo también hay gobernabilidad, y sin represión.”
Lo cierto es que lo que no ocurrió fue tan importante como lo que sí: primeramente hay que destacar que no hubo protestas de la CNTE, no hubo bloqueos ni abucheos. Eso, la verdad dice dos cosas: que la interlocución entre el gobierno de Salomón Jara y la Sección 22 está funcionando, y que Sheinbaum está logrando posicionarse como una figura respetada incluso entre sectores históricamente críticos. Este silencio es, políticamente, un acuerdo tácito de respeto.
En Oaxaca, la presidenta Sheinbaum no rompió con el discurso de la 4T. Habló de justicia social, apoyos al pueblo y continuidad. Pero también se notó un tono más técnico e institucional, enfocado en resultados. Dando a entender también que aprovechará lo bueno que haya hecho la pasada administración federal, pero gobernará con su propio sello: es decir, más gestión, menos confrontación, y mano dura para quienes infringen la ley. Dando a entender que ya se acabó el tiempo de los “abrazos y no balazos”
Hay algo que políticamente no puede pasar desapercibido y es el hecho de que, al dejar en claro que Oaxaca camina con la Cuarta Transformación —y hacerlo sin crisis visibles—, Sheinbaum reforzó la figura de Salomón Jara, lo blindó políticamente y le dio un espaldarazo. También fue un mensaje contundente para los suyos, dando a entender que “quien gobierna en paz, es parte del proyecto.”
Analizando políticamente el discurso de la presidenta en Oaxaca, desde varios enfoques, puedo asegurar que más allá del respaldo, Sheinbaum podría estar preparando el terreno para convertir Oaxaca y otros estados del sur en zonas de influencia directa en su mandato. También hay que destacar que actores locales, que al mismo tiempo representan cuadros políticos muy fuertes dentro del morenismo, como Emilio Montero, titular del IEEPO, podrían jugar roles clave en su estructura futura.
En resumen, podemos asegurar que la visita de Claudia Sheinbaum a Oaxaca fue cuidadosamente diseñada. No buscó aplausos fáciles ni promesas grandilocuentes. Buscó enviar un mensaje. «Sé gobernar, sé escuchar, y aquí ya me respetan.» Dejando muy claro con sus palabras que el sur ya no es tierra de riesgo para su gobierno y puede convertirse en su mejor carta de presentación… Sígame en X como @Visionpolitica7