Por Fernando Cruz López
Algo tiene que hacer el Instituto Nacional de Antropología e Historia en coordinación con el ayuntamiento citadino, para evitar la proliferación de terrazas por todo el centro histórico de la Verde Antequera, pues no solo están modificando muchas de las construcciones consideradas patrimonio de la humidad, sino que también funcionan solo con permisos municipales, pero no hay evidencia de que el INAH haya dado autorización alguna.
Cuando se le pregunta a los dueños de esas terrazas si cuentan con todos los permisos, ellos aseguran que el gobierno municipal les exigió un pago para que pudieran abrir sus negocios, sin embargo el 99 por ciento de los dueños de esos lugares, no cuentan con estudios que demuestren que esos lugares son seguros.
Las terrazas por cierto son muy bonitas, la mayoría tiene vistas espectaculares, hay buena atención y excelente comida, el problema está en que fueron acondicionadas en las azoteas de edificios viejos y muchos considerados históricos, otros funcionan como hoteles, pero cuando se adecuaron como tales, jamás pensaron en tener gente en sus azoteas, por lo cual no tienen el soporte para ello.
Lo peligroso de este asunto, es que la ciudadanía, así como el turismo busca esos lugares por lo hermosos que son, sin embargo, el gobierno del estado debe investigar si cuentan con todos los permisos correspondientes, pues debieron de haber calculado el peso que podrían llegar a soportar, para meter así las estructuras correspondientes, hay que checar si el Instituto Nacional de Antropología e Historia tuvo conocimiento y ver también que tipo de permisos dio el ayuntamiento citadino.
Se sabe que son contadas las terrazas que reúnen todos los requisitos, las demás funcionan con permisos municipales, pero no de construcción, no tienen nada que ver con la estructura, no hay un estudio relacionado con el cálculo de peso, los cimientos y todo ello, solo son permisos de operación, es decir hay un peligro real en esos lugares, en varios de ellos el paso de los vehículos hace que se sienta arriba como un temblor.
Si el gobierno del estado quiere evitarse una tragedia, lo único que tiene que hacer es ver la forma de checar a todas las terrazas y revisar que cumplan con los requisitos no solo de operación, sino que se verifique si especialistas en estructuras estuvieron a cargo, se debe checar también el daño que posiblemente se ha ocasionado a los edificios históricos y revisar si las casas sobre las que funcionan dichos negocios, cuentan con los cimientos adecuados para ello.
Pasar por alto esta advertencia, podría ser muy peligroso, pero nosotros hacemos nuestros trabajo, el gobierno estatal, municipal y el INAH tienen ahora la última palabra…. Alejandro Aroche Tarasco sígame en Twitter como @visionpolitica7.